FACES
El esta escena donde Richard vuelve al hogar, “dulce hogar”. Porque tras una noche de expansión y goces mundanos con su “geisha” preferida, Richard retorna al aburrimiento de una mujer (la pluscuamperfecta María) que sabe el cariño que ella le tiene. ¡Qué pesadez, qué previsible! La cena preparada, la típica comida americana (Hamburguesas y cerveza) las alpargatas en su sitio…. Después de reír casi como maniacos, provoca una nueva bronca y termina pidiéndole el divorcio, patético modo de justificar un viejo deseo.
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